Detectar una mancha de aceite antes del turno ahorra una parada completa. En logística real, la diferencia entre un día fluido y un dolor de cabeza puede depender de esos minutos que el operador dedica a revisar su equipo y de reportar cualquier anomalía para que mantenimiento pueda repararla a tiempo con un repuesto de calidad.
Sin embargo, en muchos centros logísticos o plantas industriales argentinas, el ritmo de carga y descarga empuja a saltear controles que llevan menos de cinco minutos. Esa omisión se paga cara: un filtro obstruido, una manguera fatigada o un neumático en mal estado no avisan dos veces.
Cinco hábitos simples —respaldados por el manual “Daily Inspection” de HELI— pueden marcar la diferencia entre una jornada productiva y una costosa detención. Adoptarlos como parte de la rutina no solo prolonga la vida útil del equipo, también cuida al operador y mantiene la cadena de trabajo sin interrupciones.
Cómo leer esta guía (y por qué funciona)
Esta no es una lista técnica, sino una rutina práctica que traduce las recomendaciones de fábrica a la realidad del trabajo diario.
- Sin tecnicismos innecesarios: se enfoca en lo que realmente puede revisar el operador.
- Orden secuencial seguro: el método se basa en tres pasos:
- equipo apagado → para observar estructura, fugas y entorno sin riesgos.
- contacto encendido → para comprobar sistemas eléctricos y señales de advertencia.
- prueba corta → para confirmar frenos, dirección e hidráulico bajo carga ligera.
- Pensada para Argentina: polvo, humedad, cambios bruscos de temperatura y turnos extensos exigen una atención especial a frenos, neumáticos e hidráulica.
1) Recorrida inteligente: piso seco, estructura intacta, seguridad lista
Antes de encender el motor, el “Daily Inspection” de HELI recomienda dar una vuelta completa alrededor del autoelevador. Es una rutina corta que ayuda a detectar a tiempo fugas, pernos flojos o cualquier signo de desgaste antes de que el equipo entre en servicio.
Seguí estos pasos simples para empezar el turno con seguridad:
Paso 1 — Revisar el piso (fugas visibles)
- Mirá debajo del chasis y del mástil.
- Identificá manchas de aceite hidráulico, combustible o refrigerante.
- Si hay polvo en el área de estacionamiento, barré: el polvo puede ocultar fugas leves.
- En climas húmedos, diferenciá condensación de pérdida de fluido.
Paso 2 — Inspeccionar la estructura del equipo
- Guarda superior y respaldo de carga: sin fisuras ni pernos flojos.
- Mástil, cadenas y rodillos: sin deformaciones, corrosión, juego anormal o tensión desigual en cadenas.
Paso 3 — Verificar elementos de seguridad
- Placa de capacidad: legible.
- Manual del operador: presente a bordo.
- Cinturón de seguridad: anclaje y traba en buen estado.
Notas clave
- Hacer esta ronda con el equipo apagado evita presurizar el circuito hidráulico. Una fuga pequeña puede volverse crítica al encender.
- Si hay cambio de operador por turno, dejá asentada la condición del equipo (horómetro, firma y observaciones) antes de entregar la unidad. Mantiene trazabilidad y evita conflictos.
2) Neumáticos y ruedas: tracción y estabilidad en serio
En entornos industriales con pisos de cemento gastado, zonas húmedas o superficies con ripio, muy comunes en depósitos, el caucho sufre más torsión y el desgaste lateral aparece antes. Una llanta floja o un rodillo dañado pueden provocar vibraciones continuas que terminan afectando los sellos de los cilindros o aflojando componentes del eje delantero.
Además, la presión incorrecta compromete la tracción y fuerza al motor o al sistema eléctrico a trabajar de más, elevando la temperatura y el consumo.
Qué hacer:
- Revisá la presión (en los modelos que la requieren) y asegurate de que no haya cortes, abultamientos o desgaste irregular.
- Confirmá que todas las tuercas de rueda estén completas y firmes.
- Observá los rodillos del mástil: si notás juego o una forma ovalada, puede haber desgaste interno.
3) Fluidos bajo control: lo que no ves sí daña
Los líquidos son el sistema circulatorio del autoelevador. Su nivel y pureza determinan la fuerza del hidráulico, la temperatura del motor y la respuesta del freno. Una revisión rápida al inicio del turno evita daños silenciosos que después se vuelven costosos.
Aceite del motor
Controlá el nivel con el equipo apagado y en superficie plana. Un exceso o una falta alteran la presión interna y reducen la lubricación, generando desgaste prematuro.
Hidráulico
Verificá que el fluido esté dentro de la marca del depósito. Si ves burbujas o un color lechoso, puede haber aire o contaminación con agua: ambas condiciones reducen la potencia de elevación.
Refrigerante
Chequeá nivel y color. Un líquido bajo o turbio indica pérdida o mezcla con aceite.
Modelos eléctricos
Revisá conectores, cables y tapas de batería; todo debe estar firme y seco.
Consejo: En jornadas calurosas, una limpieza adicional del radiador puede evitar sobrecalentamientos. Bajo nivel = mayor temperatura, menor presión y pérdida de fuerza.
4) Señales de alerta que no se negocian: luces, alarma y mandos
Un autoelevador sin alarmas ni luces activas es como conducir con los ojos vendados. Encendé el contacto y prestá atención a los sistemas de aviso del tablero:
- Los testigos de presión de aceite, temperatura y batería deben encenderse y apagarse correctamente.
- Confirmá que el horómetro funcione (sirve para programar mantenimiento por horas).
- Luces, bocina y alarma de retroceso deben responder al instante.
Si uno de estos elementos tiene un desperfecto, el operador pierde visibilidad o comunicación: dos factores críticos de seguridad dentro del depósito. Si una alarma falla, no operes el equipo. Reportalo de inmediato: es una de las reglas que HELI marca como innegociables.
5) Prueba corta y suave: freno, dirección e hidráulico sin sorpresas
El último paso antes de comenzar el turno es poner el autoelevador en movimiento y “escucharlo”. Una breve prueba, sin carga y en zona despejada, permite confirmar si todo responde como debería.
Durante la prueba, prestá atención a:
- Frenos: el pedal debe sentirse firme y detener el equipo en línea recta. Si hay vibración o recorrido excesivo, el sistema puede estar fatigado y requerir repuestos de frenos HELI originales.
- Dirección: el volante tiene que girar suave, sin golpes ni resistencia. Cualquier dureza indica desgaste o fuga en el sistema. Si la falla requiere un cambio de piezas, elegí siempre un repuesto de dirección HELI compatible.
- Hidráulico: los movimientos de elevación e inclinación deben ser continuos y silenciosos. Si escuchás zumbidos o el mástil se sacude, puede haber aire en el circuito o una pérdida de presión; resolvelo a tiempo con repuestos hidráulicos HELI certificados.
En superficies húmedas o rampas, probá siempre los frenos antes de cargar. La tracción cambia y la distancia de detención aumenta.
Una prueba corta, hecha con atención, puede revelar en segundos lo que después costaría horas de parada.
Mini-checklist imprimible (para firmar antes del turno)
| Ítem a revisar | OK | Atención |
|---|---|---|
| Piso limpio (sin fugas) | ||
| Mástil y cadenas sin daños | ||
| Horquillas y pasadores firmes | ||
| Neumáticos y rodillos en buen estado | ||
| Niveles de aceite, hidráulico y refrigerante | ||
| Batería y conexiones seguras (eléctricos) | ||
| Luces, bocina y alarma de retroceso | ||
| Frenos, dirección e hidráulico operativos | ||
| Observaciones / firma del operador |
Imprimí esta planilla y usala en cada turno: registrar los chequeos es tan importante como hacerlos.
Errores comunes que arruinan un repuesto nuevo (y se evitan con estos 5 hábitos)
- Ignorar fugas pequeñas. Lo que parece una pérdida mínima termina contaminando el sistema hidráulico y reduciendo la presión.
- Subestimar los ruidos. Un chirrido o vibración leve suele anticipar desgaste en rodillos o mangueras.
- No registrar las horas de uso. Sin horómetro, el mantenimiento se atrasa y los filtros trabajan fuera de rango.
- Reemplazar sin revisar la causa. Cambiar una manguera rota sin corregir la presión o el punto de roce provoca la misma falla semanas después.
- Postergar limpiezas básicas. Radiadores y filtros sucios elevan la temperatura del motor y acortan la vida del aceite.
Mantené la máquina fina, todos los días
La durabilidad de un autoelevador no depende solo de la marca, sino del cuidado diario. Un minuto de atención antes de arrancar puede evitar una parada de producción entera. Los equipos que duran años no son los que menos trabajan, sino los que más se cuidan.
Recomendación del experto
Convertí estos cinco hábitos en parte de la rutina de tu flota. Organizá una breve capacitación interna para que todos los operadores conozcan el procedimiento y registren su inspección diaria.
Y si necesitás mantener tus equipos con piezas originales, asegurate de contar con un proveedor confiable de repuestos para autoelevadores HELI y un servicio técnico que conozca la marca.
